jueves, 16 de marzo de 2017

Dedicamos en su día una amplia entrada a Manolo Quirós (1949-2001), gaitero ejemplar, inquieto constructor de gaitas y hombre fundamental de la música asturiana. Fue un artista que llevó con orgullo la denominación de su concejo en su nombre artístico y los quirosanos no han querido olvidarlo. Ello explica que el grupo de gaitas Teixo, creado en 1996 precisamente por iniciativa del citado músico, haya pasado a ser la Banda de Gaitas Teixo-Manolo Quirós.
Actualmente no sólo es una banda de gaitas sino una dinámica asociación y escuela de música tradicional homónimas que han desarrollado diversas iniciativas en beneficio de la vida cultural de este hermoso concejo asturiano.
Ahora llega a mis oídos —gracias a Luis Pola, actual presidente de la Asociación, con quien comparto dedicación y estudio en torno a la Misa de gaita— un disco que he escuchado con placer. Se titula Suaños al alba y viene a ser un recorrido geográfico, sentimental y de la memoria por tierras quirosanas. Se ha editado con el apoyo del Ayuntamiento de Quirós y el de un buen número de particulares y empresas o entidades de la zona.
La mayor parte de las piezas es obra de Gustavo Eguren, con arreglos de percusión de Berto Varillas, siendo ambos músicos también los directores de la banda. Hay una composición de Nando Agüeros y otra de Varillas.
Algunas piezas cuentan con la colaboración de instrumentos en papel de solista. Muy bien el saxo de Helena Maseda, el violoncello de Pablo Rosales o la batería de Pablo Canto Vigil. Luego, el grueso de las gaitas se fusiona en tímbricas muy sugerentes con el acordeón diatónico, el wisthle, teclado y un elenco percutivo que amplía los efectivos tradicionales a base de tambor, pandereta, bombo y timbal. El disco incluye algunas tomas de sonido ambiental propias del mundo rural que caracteriza al concejo.
Hay canciones muy interesantes. Me encantó el comienzo de “Güeria”, con las voces enraizadas en la tierra de Mable Rodríguez y Elvira Fernández. Mas sin duda, una de las más logradas es la que da título al álbum, en la que se cuenta con la conocida cantante Anabel Santiago como invitada de honor del disco. Se trata de una inspirada composición que comienza en un tono netamente elegíaco, perfecta en la concepción del fraseo, que conduce luego a un estribillo más animado y apoyado en sus vueltas finales primero con las voces blancas de los niños y niñas de la Escuela Virgen del Alba, junto a los de la propia Escuela de Música Tradicional, y ya finalmente también con las voces de un coro adulto improvisado para la ocasión. 
Esta página habla en su texto, escrito en el asturiano de la zona, de la nostalgia de la tierra quirosana por parte de quien está separado de ella por la distancia, algo muy sentido en una tierra de emigrantes como es el conjunto del Principado. Dicho sea de paso, “Suaños al alba” mereció el premio del Anuario de la Música Asturiana a la mejor canción folk tan sólo unas semanas atrás. Muy merecido, ciertamente.
La variedad de las creaciones grabadas permite al oyente disfrutar, en el marco de una sonoridad general en la línea de la música atlántica, de incursiones en la música académica, como la libre versión del canon de Pachelbel que encontramos bajo el título “La Pachuca”, o guiños más sutiles en algunos momentos puntuales del violoncello en otras canciones. La Pachuca era un local de baile y de encuentro festivo en los años 50, un espacio para la música que aquí se quiere evocar.
La citada variedad no podía dejar de incluir las músicas tradicionales, que están presentes bien de forma explícita en las marchas procesionales, bien en el empleo de giros característicos de la música asturiana. Por fin, los ritmos procedentes de las músicas populares urbanas, en cuidado trabajo de Berto Varillas, aportan su grano de arena en el mosaico de músicas y emociones que es este disco.
La evocación paisajística y la memoria siempre están presentes. Así, la pieza titulada “Orquestina Los L.lamargones” trae el recuerdo de los sones que aquella bandina interpretaba en tiempos pasados, eso sí, estilizados por el trabajo del compositor y vestidos con las nuevas ropas de los efectivos característicos de esta agrupación. Suenan aquí las músicas de los bailes “agarraos”, danzas, pasodobles, como en un popurri que nos trasladara a aquellos tiempos en que bandinas como Os Quirotelvos, Los Panderetos o Los L.lamargones en este caso animaban las veladas festivas de toda Asturias con un repertorio más popular que tradicional pero absolutamente celebrado por todos los que les escuchaban.
Al final del CD, como bonus de regalo, hay otra pieza más y el poema “El milagro de la gaita”, dedicado a Manolo Quirós y muy bien leído con las particularidades fonéticas del asturiano de aquella comarca, en el que se resume la admiración que los quirosanos sienten hacia el ilustre músico que se puso el nombre de su tierra por bandera.
Veinte años después, aquella semilla germinó y dio numerosos frutos, convirtiéndose en la cifra de un empeño colectivo a favor de la educación y la práctica musical como medios determinantes para construir una sociedad mejor.

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